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Así decimos adiós en Alemania, señor Drake

En lo referente a la ficción, las aventuras parecen estar de moda. Uncharted 4: El desenlace de un ladrón está a la vuelta de la esquina para poner punto final a la tetralogía de Nathan Drake, y al mismo tiempo, hace pocos días que Disney ha anunciado que Indiana Jones 5 es una realidad. Una realidad con fecha (19 de julio de 2019) y nombres y apellidos detrás, siendo el más destacable de ellos el del septuagenario Harrison Ford. En resumen: las aventuras están de moda. Muy de moda. Y de ahí surge sin duda el detonante de este artículo: la demo jugable de Uncharted 4 mostrada hace unos días.

 

Hablando en términos cinematográficos, como tanto le gusta a Naughty Dog, la secuencia del todoterreno por Madagascar, a mí, personalmente, me dejó un poco frío. Tras lo ocurrido con El reino de la calavera de cristal no tengo puestas increíbles esperanzas en quinta entrega de Indiana Jones, pero ahora que vuelve a estar en boca de todos, no he podido evitar comparar concienzudamente a Indy con Nathan Drake, que había ocupado el puesto de cazatesoros por excelencia estos últimos años. Y, vaya... Es como si tras cuatro entregas a Uncharted aún le faltara algo. Pero vayamos por partes.

 

La naturaleza del perro travieso

«Por lo visto, no hay nada que usted posea que yo no haga de mi propiedad»

 

RENÉ BELLOQ

en En busca del arca perdida


Dice Bukkuqui en su vídeo Naughty Dog: Nathan Drake escala la pirámide de Maslow que «si por algo han destacado los chicos de Naughty Dog a lo largo del tiempo es por no haber inventado nunca nada». Y lleva razón. Jugablemente, los tiroteos con coberturas en tercera persona o el plataformeo entre cornisas ya se habían visto antes. Lo único que hace Uncharted es perfeccionar la fórmula, como ya había hecho antes con grandes resultados. Pero es que además, no imitan y pulen solo en lo jugable. La narrativa es algo vital en los últimos títulos de Naughty Dog, y más todavía desde el lanzamiento de The Last of Us. Y es que ya la primera entrega, El tesoro de Drake, cuenta con una trama más o menos sólida con la que atrapar al jugador, contada a través del lenguaje cinematográfico, intentando parecerse a las películas de aventuras de Hollywood. Y, evidentemente, si vamos a hablar de eso, es inevitable pensar en Indiana Jones, pues las influencias son innegables.


«Dice Bukkuqui en su vídeo Naughty Dog: Nathan Drake escala la pirámide de Maslow que "si por algo han destacado los chicos de Naughty Dog a lo largo del tiempo es por no haber inventado nunca nada". Y lleva razón»


En su artículo Tomb Raider, recuerdos del celuloide y el héroe vulnerable, José María Villalobos deja claro que «cuando apareció en escena Nathan Drake —sobre todo con la segunda y tercera entrega de Uncharted— este se alineó con Indiana Jones: [...] personalidad pareja, unos secundarios similares y un fuerte enfoque cinematográfico». En otro de sus artículos, continúa diciendo que Uncharted «reconoce conscientemente sus influencias cinematográficas, y estas tienen nombre propio: Indiana Jones». Y es que todo los ingredientes de la fórmula de Spielberg están en la obra de Naughty Dog. Tal y como lo expresa el propio Villalobos, «lugares exóticos, objetos míticos, una leyenda milenaria, diálogos chispeantes, secundarios imprescindibles, protagonista carismático y desvergonzado y esa novia a la que le rompió el corazón en alguna parte remota del mundo».

 

Lejos de dejar ahí el análisis, Villalobos se atreve a decir que Uncharted 2 es lo que debería haber sido Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Si opta por la segunda parte y no por la tercera en esa comparación es posiblemente porque La traición de Drake no había salido aún en el momento de escribir esos párrafos, porque lo cierto es que la tercera aventura de Nate es sin duda la que más se parece a las de Indy, y concretamente a una de ellas: La última cruzada. Podría dedicar toda una entrada a demostrar las evidentes influencias de Indiana Jones y la última cruzada en Uncharted 3, pero no trata de eso este artículo. Lo que pretendo demostrar, ahora que hemos visto sus similitudes de manera general, es que quizá, por muy mala que fuera El reino de la calavera de cristal, por muchas escenas absurdamente ridículas que incluyera o por lo atrás en el tiempo que queden las aventuras de Indy primigenias, no puedo dejar de pensar que Naughty Dog no ha logrado aún superar a Indiana en el género de aventuras. Al menos no todavía —quién sabe si con esta cuarta parte lo conseguirá—. ¿Que por qué? Sigue leyendo.

 

Cuestión de tiempo

«Mira esto. No tiene valor. Sólo diez dólares a un vendedor ambulante. Pero si lo cojo y lo entierro en la arena durante mil años, ya no tiene precio»

 

RENÉ BELLOQ

en En busca del arca perdida 


En la comparación entre Uncharted e Indiana Jones, el factor temporal, el de la época en la que se ambienta, es vital. En busca del arca perdida se ambienta en el año 1936, más de cuarenta años antes de su fecha de estreno, en 1981. Puede parecer una absoluta nadería, pero nada más lejos de la realidad. Los lugares exóticos en los que se ambienta Indiana Jones son potenciados por el hecho de que la acción transcurre en el pasado. En un mundo en el que cada rincón de nuestro planeta ha sido fotografiado por los satélites de Google, resulta difícil de creer que Shambala o la Atlántida de las Arenas permanecieran ocultas. Algún internauta aburrido las hubiera descubierto antes que Drake, estoy convencido de ello.

 

En Indiana Jones no solo nos evadimos de nuestra realidad viajando a otros lugares, sino que viajamos también en el tiempo. Viajamos además a épocas que conocemos —por otras obras de ficción— pero en entornos que nos resultan ajenos, lo que potencia el hecho de que estamos en un lugar inexplorado, en selvas que no han sido pisadas por el hombre durante años y desiertos desconocidos para el común de los mortales. Y al viajar al pasado, nos encontramos además con que la época nos ofrece recursos para la narración. Hablo, evidentemente, de los enemigos.

 

Buenos y malos

«La búsqueda del Grial no es arqueología. Es la lucha contra el mal. Si cae en manos de los nazis, los ejércitos de la oscuridad marcharán sobre la faz de la tierra»

 

HENRY JONES

en La última cruzada


Las cuatro películas que conforman la saga de Indy son películas en las que los enemigos no son enemigos por el simple hecho de que alguien tiene que ocupar el puesto del malo de la película —en Uncharted las motivaciones de los villanos son bastante difusas—. Tanto los nazis como los soviéticos representan modelos políticos autoritarios que el espectador, al menos en su mayoría, rechaza. Donovan no es malo por querer hacerse con el Grial, sino que lo es por ponerlo en manos de los nazis, igual que Belloq ocupa el puesto de antagonista por haberse vendido al enemigo. No al enemigo personal de Jones, sino al enemigo de la humanidad.

 

Mientras que en Uncharted las milicias armadas que hacen las veces de enemigos en el juego son simples grupos de mercenarios contratados por los respectivos villanos de cada título, con recursos más o menos limitados, el ejército alemán es una potencia que impone, que resalta el contraste entre el hombre solo que es Indy y la todopoderosa fuerza militar enemiga, pues puesto que sabemos de lo ocurrido en la historia, sabemos también de lo que son capaces los enemigos del aventurero.

 

Esto coincide además con la concepción heroica de cada protagonista. Indy es un cazatesoros y asaltador de tumbas en busca de fortuna y gloria, pero desde el instante en que se propone evitar que los artefactos que busca caigan en las manos de los sempiternos enemigos de la historia de la humanidad, pasa a convertirse casi en un héroe. Nate, sin embargo, pese a tener, salvando las distancias, el mismo perfil del doctor Jones, lucha contra enemigos más personales. Sí, queremos que gane, porque nos cae mejor que Lazarević o Marlowe, pero no tenemos muy claro que estos supongan verdaderos peligros para la vida del resto de los mortales.

 

Conque personajes carismáticos, ¿eh?

«No me digas que no echarás de menos este culo»

 

CHLOE FRAZER

en Uncharted 2: El reino de los ladrones


Aunque quizá las motivaciones de sus villanos sean la asignatura pendiente de los Uncharted, todos parecen coincidir en que Naughty Dog ha sabido construir personajes carismáticos, con sus frases ingeniosas en el momento justo. Y no lo voy a negar: los personajes de Uncharted están bien construidos, sí. Sobre todo sus secundarios. Quitando a Chloe, eso sí, que si no fuera por su culo y su figura hipersexualizada no tendría cabida en el título. Sin embargo, en lo referente a los protagonistas, no están al mismo nivel.

 

Incluso este, aunque pertenezca a la tan denostada cuarta entrega, es realmente memorable.
Incluso este, aunque pertenezca a la tan denostada cuarta entrega, es realmente memorable.

Indy y Nate tienen muchos puntos en común, pero me temo que el arqueólogo sale ganando, precisamente porque es un personaje polifacético. El doctor Jones es, para empezar, doctor en arqueología, profesor, y por tanto tiene una base intelectual que sustenta al personaje, que lo convierte en alguien que puede ganarse la vida independientemente de sus aventuras, mientras que Nate parece dedicarse casi exclusivamente a ir de lío en lío y de explosión en explosión, Dios sabe con qué dinero. Por si fuera poco, la figura de Indy es reconocible. Un plano de sus zapatos, la silueta de su fedora recortando a contraluz, la característica sonrisa de Ford, el látigo... Todo ello le precede. Pero a Nate... Naughty Dog intenta caracterizarlo con esas camisetas tan suyas, las cartucheras alrededor del cuerpo... pero no es lo mismo. Indy tiene el poder de que planos como el de arriba se vuelvan épicos.


«La figura de Indy es reconocible. Un plano de sus zapatos, la silueta de su fedora recortando a contraluz, la característica sonrisa de Ford, el látigo... Todo ello le precede. Pero con Nate... con Nate no ocurre lo mismo»


Podría seguir hablando de cómo Uncharted no domina el lenguaje cinematográfico tan bien como lo hace Spielberg —lo que es comprensible—, cómo el tema principal de la banda sonora de Uncharted, por muy bueno que sea, nunca estará al nivel de Raiders March y... Y es entonces cuando me doy cuenta de que no puedo evitar posicionarme a favor de Indy. Quizá porque crecí con él, porque sus películas fueron una parte importantísima de mi infancia. Dice Bukkuqui en el vídeo mencionado arriba que lo que hace Naughty Dog con Jak and Daxter es «tomar lo esencial de Super Mario 64, coger los elementos jugables del juego de Nintendo y dedicarse a pulir todo lo demás». Pero aunque pulan, aunque lo mejoren o lo vuelvan más refinado, Super Mario 64 se sigue manteniendo en las mentes de los jugadores como el primero, como el innovador que fue y será. Es entonces también cuando pienso que me lo he pasado genial jugando a Uncharted y que el trabajo de los chicos de Naughty Dog es excelente y encomiable, pero que, precisamente porque los productos culturales —arte o no— son algo tan subjetivo y personal, nunca podré situar a Nate al mismo nivel que a Indy.

 

Es entonces cuando pienso: ¿para cuándo un videojuego de Indiana Jones firmado por Naughty Dog?